En un viaje por Oriente Medio, Hércules Poirot coincide con
la señora Boynton y sus hijos adoptivos, un ejemplo de figura materna despótica
e implacable que sigue condicionando la vida de sus vástagos a pesar de ser
éstos mayores de edad. Cuando aparezca asesinada, todos serán sospechosos, pues
la difunta sólo despertaba odio y rechazo en todos los que la conocieron.
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